domingo, 3 de octubre de 2010

Sentir.

Un beso fronterizo. Todo empieza con un beso fronterizo que no se espera. Justo antes de pasar el día juntos. Un día de escalofríos, confidencias, sonrisas torcidas, y risas insanas. Y también una caricia a medias, una mano despreocupada sobre una rodilla y un corazón arrítmico. Elena se pasó el día dando rodeos y más rodeos, intentando evitar la manzana. Una manzana que no deja de bailar al ritmo que le marca el aire.

Pero Diego rompió el protocolo de sólo amistad rozando la comisura de Elena también al despedirse. Ella se apartó, y con sus enormes ojos dorados por fin le preguntaron qué pasaba.
Él sonrió. Aunque tardía, se alegraba de su reacción. Y le pidió un favor. "¿Confías en mí?", le preguntó. Y al oír la contestación de ella, le pidió que cerrara los ojos.

Elena, con su gesto tan típico, frunció sólo una ceja y entornó sólo un ojo, sospechando, pensando, no queriendo creer lo que estaba pasando. Pero accedió. Sintió cómo Diego se acercaba, poco a poco, despacio, muy despacio, dejando que ella notara su respiración fuerte a medida que se iba acercando. Le puso el dedo índice sobre los labios, mientras le daba un pequeño mordisco en el cuello, cerca (muy cerca, demasiado cerca) de su oreja izquierda, y le susurraba un "buenas noches" con esa voz ronca que tanto le gustaba.

Notó cómo un gemido iba abriéndose paso por su garganta, ardiente, gutural, intenso. Un gemido de esos que son como suspiros que se han quedado dentro y, tarde o temprano, acaban por salir. Y le buscó los labios a ciegas. Le besó como si no hubiera mañana, mientras su cadera se acercaba a la de él, y sus brazos buscaban como desesperados el final de su espalda. Sintió la mano derecha de Diego abriéndose paso entre su cazadora, mientras la izquierda rebuscaba por su bolsillo las llaves del portal.

Subieron las escaleras de tres en tres agarrados de la mano, y entraron a casa esparciendo bolso, cazadora, llaves, zapatos y camisetas por el suelo. Diego fue empujando a Elena hasta su habitación mientras ella se peleaba con su cinturón.

Ya desnudos, sobre la cama, Elena encima de Diego, a horcajadas, pero aún manteniendo las distancias, ella posó la mano sobre el pecho de él, intentando pararse un momento a pensar qué estaban haciendo. Pero él ya lo tenía más que claro, y le agarró los muslos mientras bañaba su mirada por su cuerpo para acercarla aún más a él.

Lento, un baile lento al principio, mientras los ojos de los dos caminaban por cada poro de la piel del otro, seguidos por lenguas y labios y manos y dedos. Diego hizo girar a Elena sin despegar sus caderas, y Elena se dejó hacer y llevar, se dejó manejar como quiso él, que le agarró las muñecas posándoselas debajo de la almohada, mientras su lengua se iba perdiendo por los pensamientos (o por la ausencia de ellos) de Elena. Y se quedó así, reclinado sobre ella, aumentando el ritmo mientras los dos, con los ojos cerrados, se sentían el uno al otro.

Ella volvió a girar, se revolvió, arañó, mordió y gimió con desesperación y su espalda se curvó involuntariamente a la vez que él se reclinaba y fundía su saliva sobre su pecho. Ella cerró los puños atrapando los hombros de Diego, abrazándole, acercándole más aún a ella, sintiéndole más dentro, más fuerte, más vivo. Y entonces...

... el Big Bang. Una explosión. Tormenta, rayos, truenos, lluvia enfurecida, fuego, volcanes, erupciones. Placer, mucho placer y un poco de dolor. Gemidos y gritos, jadeos, respiraciones entrecortadas con los ojos cerrados. El orgasmo.

Pero cuando Elena abrió los ojos ya no estaba en la cama de Diego, desnuda, sudada y rezumante de amor. Aún estaba en el portal, y con el dedo índice de Diego sobre sus labios, y escuchando su respiración al lado de su oreja.



A veces el calor de otra persona se siente sin llegar a tocar. Sólo hay que cerrar los ojos y sentir.

4 comentarios:

ele* dijo...

esta genial! al final pensaba que era Diego el que ya no estaba en la cama (aún siendo su casa), pero descubrir el final ha sido todo un misterio!! enhorabuena ;)

ele* dijo...

pd: a ver si escribes más a menudo !!!

Carlos dijo...

eso, eso, digo lo mismo que ele*, se te echa de menos por estos sitios...

Lorena Perez dijo...

Voy a venir a visitarte más seguido! :P