lunes, 29 de diciembre de 2008

Me regalaste vida.

Invierno en las antípodas. Aquí hace calor, y se deja la ventana abierta para el violador de sueños. Él se sienta en la cama, a tu lado. Y te destapa. Y te dibuja el cuerpo a base de caricias. Sus manos te queman la piel. Pero cuando te despiertas bañada en sudor, no ves a nadie. Te levantas y te aceras a la ventana en un absurdo intento de refrescarte...
... y entonces te tapan los ojos. Sabes quién es sólo por su olor. Intentas destaparte los ojos, pero te agarra la mano. Intentas tocarle con la otra, pero puede contigo. Y mientras luchas con las ganas de rendirte, él no deja de besarte el cuello.
Cuando le gimes que no aguantas más sin verlo, te suelta. Te giras, y el deseo en su mirada es una ola de calor. Lo llevas a la cama, llenándolo de besos. Se tumba, y tú te sientas encima. Le miras a los ojos, y le preguntas "por qué"...
- Te estoy regalando la vida que sueñas...


Por fin, valiente. Por fin saltaste por la ventana.

jueves, 25 de diciembre de 2008

Soñadora.

Susan siempre fue una soñadora.
Le encantaba ir sonriendo por la calle, y ver cómo la gente se reía al no entender su absurda alegría.
Se pasaba las estaciones esperando a que llegara el invierno con su nieve. Gastaba anocheceres mirando por la ventana, ansiosa de ver copos de nieve cuajando en las aceras. Y, entonces, salía a la calle. No importaba el frío que hiciera, cuánto nevara, o lo tarde que fuera. Siempre salía. Y salía descalza. Porque le encantaba notar cómo se deshacía poco a poco la vida bajo sus pies. Sí; le encantaba ver cómo la gente se reía al no entender el por qué de su absurda alegría.
Cambiaba las sábanas de su cama dos veces a la semana. Las planchaba hasta que no tenían ni una sola arruga, porque le encantaba tumbarse y dejarlas llenas de cicatrices mientras ella no paraba de dar vueltas y reírse al ver lo efímero de todo.
Susan siempre fue muy coqueta.
Aunque no lo reconocería, siempre le gustó que los chicos se quedaran mirando su cara de despistada cuando iba paseando por la calle.
Los sábados la miraban porque era la chica más guapa de la ciudad. Susan decía que los sábados había que celebrarlos. Y cada vez que le preguntabas por qué, se inventaba una excusa diferente.
Los domingos la miraban porque siempre iba vestida 3 tallas más que la suya. Susan decía que los domingos eran el día del descanso universal, que los domingos no eran el día para ponerse guapa. Decía que, además, verse pequeña dentro de ropa grande era un reflejo de lo grande que creía que era el mundo para ella.
De lunes a viernes, Susan era una chica normal. Pero rodeada de un encanto al que nadie escapaba.
Al salir del trabajo, de camino a casa, se sentaba en un banco del parque a ver llegar al frío que precedía los anocheceres. Perdía la mirada entre la gente. Se fijaba en lo ocupados que estaban todos. Nadie tenía ni 3 segundos de su agitada vida para echar una mirada a esa chica que les clavaba los ojos mientras se erizaba el vello de su piel. Pero un 20 de agosto eso cambió.
"Es el típico chico cuyo mundo gira en torno a unos cascos. Cree que lo que sea que esté escuchando será más bonito que el sonido del silencio atronador de una ciudad", pensó Susan, mientras le clavaba los ojos en la nuca. "Quieto. Para. Deja de caminar y de ignorar la magia de una ciudad vida", le gritaba, muda por la costumbre de que nadie la escuchara. Pero cuando Susan estaba a punto de concentrarse en otro cualquiera, el chico se detuvo. Se giró, y la miró. La atravesó con unos ojos tan llenos de cariño que Susan no pudo evitar que sus mejillas se tiñeran de rojo fuego.
El chico se acercó y, sin preguntar nada a Susan, le tendió la mano. Ella no se lo pensó dos veces. Se perdió en los ojos de él, le dio la mano, y le llevó a su casa. Fueron todo el camino, hasta aquella cama con las sábanas recién cambiadas, sin pronunciar una sola palabra. Él se sentó en el sillón que había en la esquina de la habitación de Susan, mientras ella iba quitándose ropa a la vez que bailaba para él al ritmo de una música que nadie más podía escuchar. Él la miraba, entreteniéndose en cada pliegue de su piel. La vio revolcarse una y otra vez en la cama, totalmente desnuda y sin parar de reírse, disfrutando con cada arruga nueva. Cuando Susan perdió la noción del tiempo, le miró. Sin mediar palabra, sólo hablando con los ojos, le dijo que se tumbara con ella. Él se acercó, y se arrodilló al borde de la cama. Ella volvió a mirarle con aquellos ojos desbordantes de cariño sin destinatario. Él supo que sería la persona a la que querría vestir de besos cada noche y cada mañana durante el resto de su vida. Entonces, y sólo entonces, ella le dijo, con los ojos más abiertos y más llenos de ilusión del mundo:
"Crearé un mundo propio. Un mundo en el que nada de lo que se tenga miedo podrá existir. Un mundo de miradas, susurros, caricias, abrazos, besos y más besos. Ese será mi mundo y, mientras te quedes ahí, conmigo, nada irá mal".

Susan me contaba todo esto en cartas. Cartas que me escribía no para que yo leyera, sino porque para ella escribir era la única manera de volverse tan eterna como sus miradas.

martes, 16 de diciembre de 2008

Desiderata.

Deseo darte delicias diseñadas, destruir desaprovechadas distancias denormales, disfrutar de distintas dentelladas, desafiar días, despuntar despedidas, dibujar docentes dictando diversión. 
Dos, doce, diez, dieciséis, dieciocho, doscientas docenas de dolores diferentes. 
Dioses demoníacos deambulan desconcertados, discuten desconsoladamente, descubren derechos de decisiones decoloradas. 
Dime dónde debo descansar, dónde dormir, dónde disfrutar. Derrite disfraces de duendes distraídos, destapa deseos dependientes de dulzura.
Dame disculpas divinas de donantes de deseos. Dispara datos desbocados, desesperadamente desbordados. 
Diversión dantesca dibujada dentro de discotecas distorsionadas desde desgastes desandados de destinos dirigidos. Destinar desidia desenfocada. Devorar desastres dilatados. 
Destierra destinos. Desgasta deseos. 

lunes, 15 de diciembre de 2008

[Lust] (políglota)

Quiero aprender el sabor de tu orgasmo, quiero sentir que acaloro tu cuerpo. Quiero notarte las ganas, quiero morderte, arañarte, sentirte, chuparte; quiero arrancarte gemidos a besos, quiero que respires al ritmo de la música que tocan mis caricias, quiero robarte sueños con palabras. Quiero enseñarte lo que es el placer
Quiero marcarte la vida y la piel. Quiero que me odies porque no puedes olvidarme. Que te mires al espejo y recuerdes los arañazos de tu espalda, los mordiscos de lo que ya no es espalda. Que no olvides los restos de chupetones que siempre pedías con ojos sumisos. Quiero que en tu pecho siempre esté mi cicatriz. 
Quiero violarte el alma, que hoy tengo ganas de ti. 



Dos almas en una vida.

De lunes a viernes universidad, clases, teoría, prácticas, más prácticas, pasar apuntes a limpio, estudiar mucho y dormir poco. Dolor de cabeza los miércoles por la tarde. Alemán los viernes por la tarde. Los viernes por la noche no sales, porque estás tan cansada que sólo tienes ganas de dormir.
Sábado. Madrugar. Estudiar. Las prácticas, acabarlas de una vez. Comer, en familia. Y volver a estudiar con la comida todavía en el esófago. Cenar. Ducharse intentando quitarse de encima el dolor de cabeza. Quedar. Salir. Por fin un poco de relax... Volver a casa a las 4 y pico, cansada, pensando que harías cualquier cosa por no tener que volver a casa una noche. Sólo una noche...
Domingo. Levantarse lo más pronto posible, con más cansancio aún que un lunes, desayunar algo y ponerse a estudiar en un desesperado intento de poner todo al día antes de empezar la semana. Comer, y otra vez a estudiar con la comida todavía en el esófago. Cenar, acabar las prácticas y entregarlas cinco minutos antes de las doce. Cinco minutos antes de la fecha límite. Ducharse y querer que mañana sea sábado por la noche otra vez. Y pasado. Y siempre. Acostarse y pensar que tienes que estudiar un poco más de lo que estudias para acabar pronto y poder irte a vivir a otro sitio. Cambiar de vida, no de compañía. Pensar en él mientras cierras los ojos y piensas: joder, y mañana lunes otra vez...
Y sueñas que descansas, porque en la vida real no puedes. Sueñas que sueñas que vuelas, que sientes, que disfrutas, que ves una película de esas geniales que sólo encuentras una vez al año.
Sueñas que confundes copos de nieve con besos, y sales a la calle a disfrutar del temporal, y a dejar que no quede seco ni un solo poro de tu piel. Sueñas que confundes bolazos de nieve con orgasmos. Sueñas que te tumbas sobre la nieve con una sonrisa enorme en la cara, mientras disfrutas de los copos de nieve que caen suaves sobre ti, y de las bolas que él te tira intentando despertarte... Porque no hay mejor despertar que con él al lado. Y abres los ojos y te deslumbra la luz de la luna. De esa luna que él ha subido para ti, porque te encanta.
Dos vidas. Eres consciente de que vives dos vidas. La que tienes que vivir, real. Y la que realmente quieres vivir, soñando.

domingo, 14 de diciembre de 2008

Por qué...

- ¿Por qué no te gusto?

- ¿Por qué te gusto yo a ti?

- Me gustas porque cada vez que te miro sólo quiero que el mundo se pare y sólo quedemos nosotros.
Pero empiezo a estar harta. No quiero tener que luchar por todo... ¿Por qué no puede venir a mí una vez? ¡Sólo una vez! Estoy harta de tener que ir yo buscando mi destino. Quiero que, por una vez en la vida, me encuentre él. Quiero poder dejarme llevar, quiero poder sentir que bailo al ritmo que gira el mundo, no quiero que gire porque yo lo empujo...

- ...

- Pero... ¡dime algo! No te quedes ahí quieta y callada, ¡como si no pasara nada! Sabes que odio el silencio...

- Sí, pero ¿por qué?

- Hay demasiado.

- Cada día me levanto, arrastro los pies hasta el espejo y odio a la persona que está al otro lado. Odio a la persona que no es capaz de quererte como mereces. Odio a la persona que tú quieres, por la que sueñas, por la que sufres; la odio porque no se merece lo que le das...

- Marta...

- ¿No decías que no te gustaba el silencio?







Pensaba que tan solo se podía echar de menos aquello que has tenido alguna vez... Yo nunca te he tenido y, sin embargo, vivo atada a la obsesión de perderte sin querer.
Vengo de un mundo de imposibles, y allí los sueños son posibles. Y yo he soñado alguna vez que tú y yo eramos felices y nada se podía interponer...
Y no paro de pensar qué haría si no estás... Pero esto es demasiado para mí, saber que no puedo hacerte feliz...
¿Qué voy a hacer si te he dado lo que soy? Pero para ti nada es suficiente...

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Celos...

... que me controle los celos... No niego que yo los tenga, pero si los tengo son porque te quiero ...





Sólo hay una cosa que nunca echaré de menos: discutir. (Contigo)

lunes, 1 de diciembre de 2008

Luces, cámara y... acción!!

Vuelves a casa, de la universidad. Estás cansada. Entraste a clase a las 8 y media, y has salido a las 3. Llevas media hora cargando con apuntes que no entiendes, y todavía te queda otro cuarto de hora hasta llegar a casa. Hasta llegar a casa, prepararte un bocadillo asqueroso, y comer rápido antes de ponerte a estudiar, en un inútil intento de poner todo al día.

Vas pensando en lo aburrida que es tu vida cuando, de repente, notas un tirón en el bolso que hace que pierdas el equilibrio y compruebes que tus más de 200 folios de apuntes sin numerar no son inmunes a la ley de la gravedad.

Reaccionas rápido, sueltas los pocos que te quedaban entre los brazos, y echas a correr detrás del cabrón que te ha robado el bolso, mientras pides a gritos que alguien te ayude y llame a la policía. Tuerces una esquina. Miras. No le ves. Piensas: "mierda, le he perdido!". Y entonces sientes que te tapan ojos y boca, te agarran por la cintura y te meten a un coche. No entiendes cómo han podido contigo, con las patadas que has soltado (al aire, supones). Notas que el brazo alrededor de tu cintura ya no te aprieta tan fuerte, pero antes de que te haya dado tiempo a intentar librarte de la mano que te tapa los ojos, notas el filo de la navaja que tienes en el cuello.

Has tenido dos décimas de segundo para pensar "joder, qué hago?!?!" antes de que una voz masculina te diga un "ni se te ocurra moverte", que te suena más sensual que todos los "te quiero" que te han dicho hasta entonces. Te destapa los ojos. La luz te ciega. Vuelves a cerrarlos. Los abres un poco. Enfocas. Los abres del todo. Y ves que tienes delante al tío más cachondo del mundo, mirándote, con más deseo en los ojos del que has visto nunca. Apartas tu mirada de él, y te odias a ti misma por verle tanto morbo al cabrón que ha hecho que tus más de 200 folios de apuntes sin numerar se esparzan por toda la puta calle. Y le odias a él. Porque, joder!, tenía que robarte el bolso a ti, precisamente a ti, que no llevas ni 30 € de mierda. Giras la cara hacia él otra vez, y le ves ahí, desnudándote con la mirada, y pensando que tu cuerpo estaría mucho mejor sin tanta ropa por encima, y con media docena de arañazos hechos por él y por sus ansias de descargar la bomba que tiene en sus pantalones.

En un intento de borrar tales pensamientos de tu sucia mente, miras el asiento del conductor. El intento de hombre que está sentado en él te ve por el retrovisor, y te pide lo más educadamente que puede que dejes de ponerle nervioso con tu mirada, con un "qué cojones miras, puta!?". Su voz es todo lo contrario a la del chico que está sentado a tu lado, ese chico que con una mano ha empezado a tocar lo que pocos te han tocado, y con la otra sigue haciéndote cosquillas con la navaja en el cuello; algo que te excita más de lo que nunca habías imaginado. El chico de la voz sexy le dice al que conduce que no te hable así, que no les has dado problemas, que has hecho lo que querían que hicieras. Al conductor no le gusta que le deje en ridículo delante de ti, y empiezan a discutir. El chico sexy se cabrea mucho y, en un intento de aumentar su expresividad con gestos obscenos, te suelta y aleja la navaja. Y tú ves que es la mejor oportunidad (puede que incluso la única) de salir corriendo de allí, de escapar de ese par de idiotas que te creían tan indefensa que ni siquera se habían molestado en trancar el coche.

Abres la puerta y sales del coche antes de que les de tiempo a ver lo que intentas hacer. Notas más de 200 pulsaciones por minuto en tu corazón. Y empiezas a correr lo más deprisa posible por ese camino que no tienes ni idea de a dónde conduce. Notas las miradas de ellos clavándose en tu espalda y, de repente, empiezas a oír carcajadas demasiado sonoras. Es entonces, y sólo entonces, cuando te das cuenta de lo estúpido que es correr intentando escapar de un coche. Giras, te sales del camino, y te metes entre los árboles, por donde no cabe el coche. Oyes que ellos se han bajado del coche y corren detrás de ti. El chico de la voz sexy te grita que es mejor que no intentes escapar, que no sabes dónde estás, y que es mejor estar con ellos que perdida. "Y una mierda", piensas. Oyes que el conductor se ha cansado de correr y ha vuelto a por el coche. Miras hacia atrás, el chico corre mucho más que tú, cada vez está más cerca, y tú cada vez más cansada, y con más arañazos de los que te habría hecho él, por culpa de los putos árboles. Y entonces, plof. Ahí está, el tronco que sale en todas las películas. Ese tronco con el que siempre tropiezas y te caes, y te rompes algo y no puedes volver a correr. "Joder", piensas; "vaya día que llevo...", mientras te miras la pierna y ves la enorme herida que deja ver la raja que se ha hecho en tu pantalón. De la que intentas levantarte, miras hacia donde venías corriendo y, antes de que te dé tiempo a equilibrarte, ves que el mazico con voz sexy está haciendo el mejor salto del tigre que has visto en la vida.

Mientras estás cayendo de espaldas al suelo, agarrada a él, le echas un último vistazo antes de volver a forcejear, y ves al tío bueno mirándote con esa cara de loco baboso que tanto te pone. Imaginas que al caer él quedará encima de ti, a horcajadas, como en una película porno de esas duras, que tanto te gustan. Y piensas si él sabría cómo eras y lo que te gusta antes de robarte el bolso, si sabría lo caliente que te iba a poner todo esto. Y entonces notas el suelo. El suelo, y una piedra contra tu cabeza. Y maldices todo lo que se te ocurre antes de quedar inconsciente, por no tener una cabeza lo suficientemente dura. Y notas que se te cierran los ojos sin que puedas hacer nada...


... y entonces abres los ojos poco a poco, para ver una consola llena de errores de compilación de la práctica de java que tienes que entregar en 2 días. Y piensas: "joder, creo que prefería correr delante del ladrón-violador-macizo-y-con-voz-sexy..."





(Texto absurdo escrito al dejar volar la imaginación en un intento de echar a correr lo más lejos posible de esa maldita consola... )

sábado, 8 de noviembre de 2008

SIENTE.

- ¿Qué te pasa?
- No sé, noto algo aquí... Me molesta, es como una sensación de calor que no se va nunca...
- Es tu corazón. Arde de amor.
- Pero... yo creía... pensé que... que amar sería algo agradable...
- Nadie te dijo que pensaras.


Un día sin ti, tan duro como una noche sin estrellas.



Are you proud of me now? I can't tell. I'm not as fearless as you.
Eva's always on my mind...

Orgy - Eva

sábado, 1 de noviembre de 2008

Llueve...

... sobre mojado.
No entiendes a la gente. No sabes qué espera de ti. Crees que ni siquiera ellos saben qué pueden esperar de ti. Confías en alguien y, cuando crees conocerle... cambia.
Dicen "confía en mí, no soy como los demás... yo soy diferente. " ¿Diferente? ¿Qué te hace pensar que te creeré? Sí, eres diferente. Diferente a los que sí son diferentes.
Y te cansas, te cansas de ti misma. De nadar en mares de problemas en los que no flotan salvavidas. No flotan porque nadie los tira. Nadie los tira porque es absurdo tirarlos en un vaso.
Y te escudas diciendo que no serán problemas importantes, pero son tus problemas, y es lo que te duele a ti. Cuántas veces te habrás repetido esto. Cuántas, en un intento desesperado de explicar lo inexplicable, de explicar el porqué de lágrimas vacías que no pesan suficiente para nadie más que para ti.
Y te cansas, te cansas de ti misma.



... te miras las venas pero, ¿de qué serviría? no te aliviaría el alma ese acto de cobardía ...

Porta - Aprecia lo que tienes



Arrepentirse significa tardar en rectificar.

lunes, 27 de octubre de 2008

Marta+Dani

Todo iba bien. Hasta que el mundo empezó a girar al revés.
Marta empezó a correr bajo una tormenta. Dani se empapaba de odio y rencor con cada gota de lluvia.
Al instante siguiente, los brazos de Marta le rodeaban, suplicando perdón por ninguna culpa. Un perdón sin razones que Dani aceptó sin pensarlo dos veces. No supieron si fue el tiempo quien retrocedió, o ellos quienes avanzaron.
Marta le besó, sabiendo que sería la última vez que lo haría. Dani le subió la falda y la empotró contra la pared. Disfrutaron como nunca, sin importarles las miradas llenas de reproche de la gente que no se atrevió a refugiarse de la lluvia debajo de aquel puente tan lleno de pasión.
Cayeron al suelo, exhaustos. Ambos se miraron a los ojos. No necesitaron decirlo para saber que la historia se había acabado, que ya no tenía sentido para ninguno de los dos, aunque se querrían eternamente... tan eternamente como la duración de un último suspiro.
- Adiós, Dani - dijo, recogiendo su bolso del suelo. Y se fue. Esta vez, para siempre.






Sonrío esperando un miradita que confirme que hoy no me he portado mal...
He limpiado los platos, dí de comer al gato, y nuestra última follada ayer, dime, ¿qué tal?
Tragaré mis palabras, hundiré esta mirada triste donde nadie la pueda mirar...

Ainhoa - Tu mejor animal

miércoles, 22 de octubre de 2008

Marta+Inés

- ¿Qué te pasa?

- Nada...

- Mírame a los ojos.

- ¿Para qué? - le dice, mirándola. - ¿Para que intentes convencerme de que todo va bien? Sabes tan bien como yo que ya no queda nada aquí por lo que luchar.

- ¿No? ¿Y tus amigos? ¿Y tus padres? ¿Y tu familia? Te quieren, ¿sabes? Y están sufriendo por verte así.

- ¿Insinúas que yo no sufro? ¿Crees que no salgo de la cama porque no quiero? ¿Crees que por tener una vida fácil voy a ser más feliz? No es decisión mía que cada puto rayo de sol que me roza evapore una lágrima. Yo nunca había creído en depresiones, ni tristezas porque sí. Y ya me ves. Y si no me crees, vete y déjame tranquila. No voy a estar peor de lo que estoy. No te necesito. Ni a ti ni a ninguno de los que dices que sufren por mí. Que se olviden de mí, que sigan sus vidas como si no me hubieran conocido. No quiero que la gente esté a mi lado por pena. ¡La necesito a ella! Sus abrazos han sido los únicos que han llegado siempre a tiempo, los únicos que no me han faltado nunca, los únicos que se me han dado sin haberlos pedido. Y ahora ella ya no está. Ya no queda nada bueno aquí...

- Marta, por favor... No hables así...

- ¿Por qué? ¿Qué pasa? ¿No sabes qué más decirme? ¿Ya te has quedado sin argumentos? ¿Lo único que se te ocurre para intentar que salga de esta mierda es decir que la gente que se supone que me quiere sufre por mi culpa? Pues eso no ayuda, ¿sabes? Lárgate de aquí. Vete a comerle la oreja a alguien que todavía confíe en ti.

Inés la miró fijamente, con lágrimas furiosas resbalando por sus mejillas. Se levantó y salió de la habitación, dando un portazo, y dejando a Marta sola y ahogándose en su propia tristeza.

domingo, 12 de octubre de 2008

Sigo esperando algo que sé que no llegará.

Sigo esperando un cambio que sé que no se producirá.
Sigo esperando que leas las letras que desperdicio para ti.
Sigo esperando un te quiero a destiempo, un beso tímido, que me toques, que me abraces sin disimular.
Sigo esperando que dejes de quejarte porque te falta lo que no tienes porque no quieres.


... I'm finding every reason to be gone, there's nothing here to hold on to ...


sábado, 27 de septiembre de 2008

Todo.

Echo de menos todo. A ti, estar contigo, que siempre tuvieras un abrazo y un beso disponibles para mí... Hasta discutir, y vivir una mentira... pero que me hacía feliz.

Acaba llegando un momento en el que las lágrimas caen solas, sin necesidad de un llanto que las acompañe.


Solas. Como estás tú.

viernes, 26 de septiembre de 2008

Te vas...

Tú te vas. Y sé que es duro para ti, por todo lo que vas a dejar aquí. Pero te vas a una ciudad nueva, casa nueva, gente nueva, ilusiones renovadas... Empiezas otra vida, al fin y al cabo. Y yo no puedo evitar pensar lo difícil que será mantenerme en esa vida. Yo sé lo que es irse de un sitio con la promesa de no perder el contacto con nadie. Y sé lo que duele que la promesa se rompa en menos de 2 años.
Tú te vas. Pero nosotros nos quedamos aquí. Misma ciudad, misma casa, misma gente... pero ya no estarás tú... Y nuestras ilusiones ya están desgastadas. Seguimos viviendo la vida que no queremos vivir.
Pero iremos a verte :) Y esta promesa no la romperé. Porque te quiero.
Y me da igual las horas que tarde en llegar. Necesito abrazos tuyos regularmente. Porque te quiero.



Aún no te has ido y ya te echo de menos, cuento las horas para vernos de nuevo.
Aún no te has ido y yo ya quiero que vuelvas, sentir cómo poquito a poco te acercas, que si me caigo tú me sostengas, ¿qué más se puede pedir?

Y es que sin irte yo ya empiezo a extrañarte, sin despedirte ya empiezo a desarmarme, aunque tardemos en volver a vernos... dime hasta luego y no adiós.

Vanesa Martin - Aún no te has ido

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Hablas.

Tú hablas sin parar. Pero hablas palabras vacías. Y no quiero escucharte. Me hablas de cosas que no me interesan... Hoy sólo quiero que me digas que me quieres, que no puedes vivir sin mí, que eres lo que siempre has estado esperando. Que vas a cambiar, que reconocerás eso que tanto miedo te da por mí, porque te importo, porque de verdad significo tanto para ti como dices.

Y mientras tú ignoras mis deseos yo me fumo las ganas de vivir. No te das cuenta de que cuanto más superficiales sean tus conversaciones, más me convences de que no eres lo que quiero. Y un día me cobraré de la vida todo lo que no me ha dado ella sola.


Sé que intentas que sea feliz. Sé que quieres verme sonreír... Pero no siempre lo consigues.




... cause inside you’re ugly, ou’re ugly like me. I can see through you, see to the real you ...

Ya no hay vuelta atrás...



Y es que a veces acabas llegando a una situación en la que sabes que nada va bien, pero que hagas lo que hagas sólo irá peor...
A veces no te das cuenta de que vas por el camino equivocado hasta que no es demasiado tarde para dar la vuelta.
A veces... A veces es difícil reconocer que te has equivocado.
A veces simplemente estás harta de aguantar.

Harta de aguantar verdades a medias, o verdades que ni siquiera son verdad. Harta de no poder distinguir lo malo de lo peor. Harta de ti misma.
De creer en quien no cree en ti. De recordar tiempos mejores, pero nunca buenos.



Definitivamente, necesito independizarme.

Santana - Europa

domingo, 14 de septiembre de 2008

Lunas






Antes. Dos. Juntos. Unidos. Distintos. Complementarios. Felices.
Pero ahora todo eso está borroso...
Ahora... ahora una, sola, en un precipicio y a punto de saltar.


Felicidades, ausente.

sábado, 13 de septiembre de 2008

Granito de arena.







Siento que ya no me conoces de verdad.
Me siento a tu lao como un pequeño granito de arena...
Porque antes todo te gustaba, y ahora creo que no aporto nada... Somos noche y día, dos extraños tú y yo...




Tanto tiempo jugando a saltar con la cuerda que separa el odio del amor, tanto tiempo lleno de lágrimas intermitentes interrumpidas con sonrisas, tanto tiempo conociéndote sólo a ti... Tanto tiempo, que ahora pesa demasiado.
Me acostumbré a ti, a tenerte, a no ser yo sino nosotros. Me acostumbré a sufrir, a disfrutar, a sentir al fin y al cabo.Y ahora... Ahora ya sólo quedan conversaciones superficiales, comentarios llenos de malicia disimulada, tímidos saludos, visiones sólo en sueños. Y no puedo acostumbrarme a esto. No...
Porque no sé cómo.
¿Tan malo es echarte un poco de menos?


jueves, 28 de agosto de 2008

Te echo de menos.



No a ti. A tu Idea. A lo que era contigo. A aquel mundo, aquella monotonía, la rutina, tenerte... Tener. Simplemente.
Porque lo único bueno de esta vida es poder compartirla.
Y contigo no podré nunca más.


viernes, 18 de julio de 2008

Me quedo con la luna, que tú ya has robao las estrellas...



No sé si será lo mejor.
Ni siquiera sé si será buena idea.
Pero no quiero volver a verte más. Porque cada vez que te veo, recuerdo. Cada vez que recuerdo, echo de menos. Cada vez que echo de menos, siento el dolor que sentí entonces. Y nunca me ha gustado sentir dolor no-físico. Siempre me ha dolido menos un puñetazo en la cara que en el alma. Porque no tengo tiritas para el corazón...
No. No volveré a recordar. Pero no recordar no es lo mismo que olvidar. Porque olvidar es engañarse a uno mismo...

... lloras con disimulo (...), quieres volver a tener lo que no es tuyo (...), ganas de llorar, de llenar el vacío que tú dejaste, en mi interior queda dolor, odio y amor. Me enamoraste y me perdiste por dejarme marchar, tras machacar mis sentimientos que no paran de llorar (...)

Creí en el infinito, por una vez en vida, y vi como su fin llegaba. (...)

Dejadme en paz, no quiero vuestra falsa
compasión. La superficialidad de la gente amarga mi corazón, que sigue latiendo, pero sin sentido. A veces quiero recordar, llorar por lo que ya he vivido. Pero no, no quiero más experiencias amargas. Para ti son paranoias, pero para mi son cargas con las que no puedo cargar. Siento no poder soportarlo. (...)

Y es que quiero olvidar tantas cosas... pero cuesta tanto... Son espinas que atraviesan y te hacen recordar llantos. Quiero olvidar, quiero dormir, para no despertar, hallar un bienestar infinito. (...)

Me pregunto por qué te recuerdo si quiero olvidarte.
(...)

He aguantado tantas cosas que ni tú te lo imaginas.


Y no pienso aguantarlas otra vez.



lunes, 7 de julio de 2008

Desapareceré

Sí, desapareceré. Porque ya lo voy necesitando.
Necesito un cambio de aires, necesito echarte de menos, necesito saber que tú también notarás que no estoy... Necesito que te preocupes por mí, que por una vez seas tú quien haga un sacrificio, y no siempre yo.
Necesito volver a ser la que era, ver que no he cambiado tanto, que sigo siendo yo...
Que sigo teniendo los sueños estúpidos de siempre, que sigo siendo libre, borde, sensible, maleducada, cariñosa, con mis cruzadas de cables que nadie entiende, ni siquiera yo...

Será que tengo malas tentaciones, o prisa por vivir...

O a lo mejor es simplemente que soy una desequilibrada de verdad, yo qué sé.


sábado, 5 de julio de 2008

Me acuesto y no puedo dormir...


Cierro los ojos y sueño despierta.
Y pienso que estás aquí.
Que lo que roza mi piel son tus manos y no las ásperas sábanas,
que lo que noto en mi espalda es tu cuerpo y no la fría pared, que lo que oigo es tu voz y no tus canciones... (wish you were here...) ...

La cama me aburre sin ti.


Esta soy yo

Desmayarse, atreverse, estar furiosa,
áspera, tierna, liberal, esquiva,
alentada, mortal, difunta, viva,
leal, traidora, cobarde y animosa:

no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altiva,
enojada, valiente, fugitiva,
satisfecha, ofendida, recelosa:

huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor suave,
olvidar el provecho, amar el daño:

creer que el cielo en un infierno cabe;
dar la vida y el alma a un desengaño,
¡esta soy yo! quien me probó lo sabe.


(Original de Lope de Vega)