Esa sensación de agobio, de necesitar alguien que ya no está contigo, de morirte de ganas por romper cristales a mazazos. Esa sensación de que ni todo el mundo del tiempo será suficiente para ti.
Y, de repente, un "¿qué tal?"
Y tú, sin saber por qué, tragas, respiras hondo, y contestas un "bien" convincente con una sonrisa de oreja a oreja, como si de verdad fueras feliz. Como si todo te importara una mierda.
Hace 1 año
1 comentario:
Las máscaras faciales se llevan demasiado...
Publicar un comentario