domingo, 18 de noviembre de 2012

Hay días y días...


Hay días que no puedes pensar porque la rabia te ciega.
Hay días que tragas, tragas, tragas tanto que llega un momento en el que sólo puedes vomitar.
Hay días en los que el corazón te late con tanta fuerza que parece que va a explotar y se te va a salir del pecho.
Hay días que haces del menor granito de arena la montaña más grande del mundo. Y lo sabes. Pero no puedes evitarlo.
Hay días que no sabes qué hacer, hay días que estás perdida, hay días que sólo quieres llorar.
Hay días que se hacen largos y oscuros como un túnel sin final.
Hay días tontos... y tontos todos los días.
Hay días que es mejor callar, respirar, contar, despacio, calmarse... y hay días que no.
Y hay días que, aunque no sea mejor callar, acaba resultando dolorosamente imposible, y explotas, porque ya no aguantas más, porque tu universo se ha comprimido tanto que necesita explotar y expandirse de nuevo.
Pero no, este no es uno de esos días. Sólo es una gota más que aún no ha conseguido llenar el vaso.

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