lunes, 1 de diciembre de 2008

Luces, cámara y... acción!!

Vuelves a casa, de la universidad. Estás cansada. Entraste a clase a las 8 y media, y has salido a las 3. Llevas media hora cargando con apuntes que no entiendes, y todavía te queda otro cuarto de hora hasta llegar a casa. Hasta llegar a casa, prepararte un bocadillo asqueroso, y comer rápido antes de ponerte a estudiar, en un inútil intento de poner todo al día.

Vas pensando en lo aburrida que es tu vida cuando, de repente, notas un tirón en el bolso que hace que pierdas el equilibrio y compruebes que tus más de 200 folios de apuntes sin numerar no son inmunes a la ley de la gravedad.

Reaccionas rápido, sueltas los pocos que te quedaban entre los brazos, y echas a correr detrás del cabrón que te ha robado el bolso, mientras pides a gritos que alguien te ayude y llame a la policía. Tuerces una esquina. Miras. No le ves. Piensas: "mierda, le he perdido!". Y entonces sientes que te tapan ojos y boca, te agarran por la cintura y te meten a un coche. No entiendes cómo han podido contigo, con las patadas que has soltado (al aire, supones). Notas que el brazo alrededor de tu cintura ya no te aprieta tan fuerte, pero antes de que te haya dado tiempo a intentar librarte de la mano que te tapa los ojos, notas el filo de la navaja que tienes en el cuello.

Has tenido dos décimas de segundo para pensar "joder, qué hago?!?!" antes de que una voz masculina te diga un "ni se te ocurra moverte", que te suena más sensual que todos los "te quiero" que te han dicho hasta entonces. Te destapa los ojos. La luz te ciega. Vuelves a cerrarlos. Los abres un poco. Enfocas. Los abres del todo. Y ves que tienes delante al tío más cachondo del mundo, mirándote, con más deseo en los ojos del que has visto nunca. Apartas tu mirada de él, y te odias a ti misma por verle tanto morbo al cabrón que ha hecho que tus más de 200 folios de apuntes sin numerar se esparzan por toda la puta calle. Y le odias a él. Porque, joder!, tenía que robarte el bolso a ti, precisamente a ti, que no llevas ni 30 € de mierda. Giras la cara hacia él otra vez, y le ves ahí, desnudándote con la mirada, y pensando que tu cuerpo estaría mucho mejor sin tanta ropa por encima, y con media docena de arañazos hechos por él y por sus ansias de descargar la bomba que tiene en sus pantalones.

En un intento de borrar tales pensamientos de tu sucia mente, miras el asiento del conductor. El intento de hombre que está sentado en él te ve por el retrovisor, y te pide lo más educadamente que puede que dejes de ponerle nervioso con tu mirada, con un "qué cojones miras, puta!?". Su voz es todo lo contrario a la del chico que está sentado a tu lado, ese chico que con una mano ha empezado a tocar lo que pocos te han tocado, y con la otra sigue haciéndote cosquillas con la navaja en el cuello; algo que te excita más de lo que nunca habías imaginado. El chico de la voz sexy le dice al que conduce que no te hable así, que no les has dado problemas, que has hecho lo que querían que hicieras. Al conductor no le gusta que le deje en ridículo delante de ti, y empiezan a discutir. El chico sexy se cabrea mucho y, en un intento de aumentar su expresividad con gestos obscenos, te suelta y aleja la navaja. Y tú ves que es la mejor oportunidad (puede que incluso la única) de salir corriendo de allí, de escapar de ese par de idiotas que te creían tan indefensa que ni siquera se habían molestado en trancar el coche.

Abres la puerta y sales del coche antes de que les de tiempo a ver lo que intentas hacer. Notas más de 200 pulsaciones por minuto en tu corazón. Y empiezas a correr lo más deprisa posible por ese camino que no tienes ni idea de a dónde conduce. Notas las miradas de ellos clavándose en tu espalda y, de repente, empiezas a oír carcajadas demasiado sonoras. Es entonces, y sólo entonces, cuando te das cuenta de lo estúpido que es correr intentando escapar de un coche. Giras, te sales del camino, y te metes entre los árboles, por donde no cabe el coche. Oyes que ellos se han bajado del coche y corren detrás de ti. El chico de la voz sexy te grita que es mejor que no intentes escapar, que no sabes dónde estás, y que es mejor estar con ellos que perdida. "Y una mierda", piensas. Oyes que el conductor se ha cansado de correr y ha vuelto a por el coche. Miras hacia atrás, el chico corre mucho más que tú, cada vez está más cerca, y tú cada vez más cansada, y con más arañazos de los que te habría hecho él, por culpa de los putos árboles. Y entonces, plof. Ahí está, el tronco que sale en todas las películas. Ese tronco con el que siempre tropiezas y te caes, y te rompes algo y no puedes volver a correr. "Joder", piensas; "vaya día que llevo...", mientras te miras la pierna y ves la enorme herida que deja ver la raja que se ha hecho en tu pantalón. De la que intentas levantarte, miras hacia donde venías corriendo y, antes de que te dé tiempo a equilibrarte, ves que el mazico con voz sexy está haciendo el mejor salto del tigre que has visto en la vida.

Mientras estás cayendo de espaldas al suelo, agarrada a él, le echas un último vistazo antes de volver a forcejear, y ves al tío bueno mirándote con esa cara de loco baboso que tanto te pone. Imaginas que al caer él quedará encima de ti, a horcajadas, como en una película porno de esas duras, que tanto te gustan. Y piensas si él sabría cómo eras y lo que te gusta antes de robarte el bolso, si sabría lo caliente que te iba a poner todo esto. Y entonces notas el suelo. El suelo, y una piedra contra tu cabeza. Y maldices todo lo que se te ocurre antes de quedar inconsciente, por no tener una cabeza lo suficientemente dura. Y notas que se te cierran los ojos sin que puedas hacer nada...


... y entonces abres los ojos poco a poco, para ver una consola llena de errores de compilación de la práctica de java que tienes que entregar en 2 días. Y piensas: "joder, creo que prefería correr delante del ladrón-violador-macizo-y-con-voz-sexy..."





(Texto absurdo escrito al dejar volar la imaginación en un intento de echar a correr lo más lejos posible de esa maldita consola... )

2 comentarios:

Nando dijo...

Joder...tiene tela!... háztelo mirar niña, esto no es normal. La puta informática te está matando, ¿quien te mando?, deberías haber ido por magisterio, o mejor por psicología, tambien estan como cabras, pero al menos se psicoanalizan solos.

Un beso!

Anónimo dijo...

Muy bueno, muy divertido.
Me encantan ciertos cortes que haces en el relato como "200 folios de apuntes sin numerar", "y te rompes algo y no puedes volver a correr. "Joder", piensas; "vaya día que llevo..."" .
Tiene un punto diferente,
Sige escribiendo muy bueno...
enorabuena.